¿Estamos avanzando?, ¿cómo estamos a nivel de otras regiones?, son preguntas que muchos latinoamericanos nos formulamos, y es aquí donde nace un debate entre las personas que piensan que la región esta su mejor momento, y la otra parte que considera que estamos en el peor momento.

Primero hay que tener en cuenta y asumir que la ideología es lo que más daño le ha causado a Latinoamérica, y un claro ejemplo es la actual situación, hace 20 años teníamos el doble de la economía de Asia, y hoy en día, el continente asiático nos ha triplicado en desarrollo. ¿Por  qué sucedió esto?.

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Como dije en artículos anteriores, la sociedad está en constante cambio y eso es inevitable, a lo mejor lo que nos sobra hoy, lo careceremos mañana, los problema de ayer, no son los mismos de hoy y eso los latinoamericanos no lo hemos entendido del todo, tenemos los mismos problemas que otros países tenían hace 50 años, no queremos desprendernos del pasado y pensamos muy poco en el futuro, ese es el gran problema.

En Venezuela especialmente, día a día, se nos recuerda a Simón Bolívar, lo que dijo, sus actos, su historia, sabemos que es una figura muy importante en Latinoamérica y en el mundo, principalmente para Venezuela, ya que gracias a él somos hoy una nación independiente, y es de suma importancia conocer los héroes del país, pero no en exceso, debemos aceptar la actualidad y el ritmo de crecimiento constante, dejar el pasado atrás, no podemos emular los actos y soluciones que tenían nuestros héroes, los problemas de hoy son otros, debemos aprender a diferenciar entre fanatismo destructivo y patriotismo. Recuerdo en el 2010, al expresidente Hugo Chávez se le ocurrió la idea de exhumar los restos del libertador para descubrir cuál fue la razón de su muerte, y recuerdo que en mi familia todos dijimos: No estamos viendo los restos del libertador, él está viendo los restos de Venezuela.

Venezuela es uno de los países con mayor participación en asuntos políticos por parte de la población, siempre estamos dando nuestra opinión,  estamos listos a las 5 de la mañana  para ir a votar en las elecciones, algo que en otros países no sucede por ejemplo en Chile, en ese país gastan más dinero en publicidad para incentivar a la población a ir a votar que en las campañas presidenciales.

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¿Pero es bueno tanta participación?, indiscutiblemente sí, pero lo que ocurre en Venezuela y en Latinoamérica, es que a la población se le vende una caja y le dicen que adentro hay flores, pero en realidad hay una serpiente, y como la población desconoce que es una caja, que es una flor, y que es un serpiente, no hay ningún problema para ellos, ese es el panorama de la región, muchos defienden a morir una ideología pero no saben realmente en que consiste, pondré de ejemplo a Venezuela porque es lo que acontece día a día: Los chavistas defienden el socialismo, pero no saben que es el socialismo y no les interesa, mientras el presidente les diga que es lo mejor para ellos, cuando en realidad están gobernados bajo el comunismo, y la oposición quiere el capitalismo, y no saben que es realmente ese sistema, pero es el mejor basándose en que un familiar, un amigo, un vecino, les dijo que Estados Unidos es el paraíso, no todos los países pueden adaptarse a un mismo sistema y esperar que sea tan exitoso como en otros.

Educación, la base para el progreso.  (Andrés Oppenheimer)

Decía Gates, “a Latinoamérica le falta una dosis de humildad para darse cuenta cuál es la verdadera posición de sus grandes universidades y centros de investigación en el contexto mundial. Todos los países deben empezar con humildad. Lo que más asusta de China es su nivel de humildad.

 Los gobiernos latinoamericanos no solo alardean sobre sus logros en el campo académico y científico, sino que la gente parece convencida de la competitividad de sus universidades.

Las grandes universidades latinoamericanas están blindadas contra la rendición de cuentas a sus sociedades gracias a la autonomía institucional de que gozan. Son las vacas sagradas de América Latina. Las universidades no son tan buenas como deberían ser, pero son mejores que hace 10 años”. 

En los exámenes internacionales los latinoamericanos quedan en los últimos puestos. En el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), un test estandarizado que mide a los estudiantes de 15 años en matemáticas, lenguaje y ciencias, los latinoamericanos tienen los promedios más bajos, de hecho muy pocos países de Latinoamérica participan en estos test.

“La manera de despegar es sintiendo que estás quedándote atrás. El peligro es que, si la gente está satisfecha, no existe la exigencia social de mejorar los estándares educativos”. 

En una entrevista que le realice al ministro de educación de China, le pregunté ¿cómo había hecho para que el sistema educativo estuviera tan bien? y el me respondió: ¿Bien?, nos falta mucho que mejorar valla para India allá si está bien. Fui a la India y entreviste al ministro de educación, le realice la misma pregunta ¿cómo había hecho para que el sistema educativo estuviera tan bien? y me respondió: ¿Bien?, aún tenemos muchos problemas, no consideró que este bien, valla para Singapur allá si está bien. Y descubrí que esa es la humildad que hace crecer a un país porque siempre ve a su alrededor y se dan cuenta de que hay otros países que están mejor y eso los incentiva a mejorar, en cambio en Latinoamérica sucede todo lo contrario, en una entrevista que le realice al ministro de educación de Argentina, le pregunte ¿Porque los argentinos siempre quedan de último en el test PISA, acaso esta fallado el sistema educativo? y me respondió: Por Dios, como se te ocurre decir semejante barbaridad, si nosotros tenemos el mejor sistema educativo del mundo, ese fue el test que se equivocó.

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En Latinoamérica las universidades están repletas de estudiantes que cursan carreras humanísticas que están totalmente divorciadas de la economía del conocimiento. Hay demasiados estudiantes en derecho, psicología, sociología, filosofía e historia y pocos estudiando ciencias e ingeniería. Actualmente el 57% de los estudiantes de la región cursan carreras de ciencias sociales, mientras que apenas el 16% cursan carreras de ingeniería y tecnología.

En las universidades de Caracas hay aproximadamente 28.000 estudiantes de psicología contra 8.000 estudiantes de ingeniería, esto quiere decir, que son tres psicólogos para lavarle el cerebro a un ingeniero.

En China todos los años ingresan en las universidades casi 1.242.000 estudiantes de ingeniería contra 16.300 de historia y 1.520 de filosofía. Mientras los asiáticos están guiados por el pragmatismo y obsesionados con el futuro, los latinoamericanos estamos guiados por la ideología y obsesionados con el pasado. La obsesión de los asiáticos está en cómo volverse más competitivos, ganar posiciones en la economía mundial, reducir la pobreza y elevar el nivel de vida de sus poblaciones. En América Latina está ocurriendo exactamente lo contrario, se vive aun con la idea de que los vivos están guiados por los muertos. Un ejemplo claro de esto es que casi todos los presidentes de Latinoamérica son abogados, uno que otro médico, en cambio en Asia, la mayoría son ingenieros.

Solo el 2% de la inversión mundial en investigación y desarrollo tiene lugar en los países latinoamericanos y caribeños. Comparativamente, el 28% de la inversión tiene lugar en los países asiáticos, 30% en Europa y 39% en Estados Unidos. De ese 2%, en Brasil se invierte el 62% de todo el gasto regional; En México 13%, Argentina 12% y Chile 4%.

Apenas 27% de los jóvenes en América Latina están en la universidad y otras instituciones de educación terciaria, comparado con 69% en los países industrializados. Solo el 20% de los jóvenes brasileños, 24% mexicanos, 25% colombianos, 31% de los peruanos, 40% de los venezolanos, 42% de los chilenos y 60% de los argentinos se inscriben. ¿Por qué tan pocos llegan a la universidad? Por la mala calidad de la educación primaria y secundaria. La economía del conocimiento requiere que los países tengan poblaciones con por lo menos 12 años de educación formal para darles las herramientas con que competir en la economía global, en Latinoamérica el promedio de escolaridad es apenas de seis años. El 20% de las escuelas latinoamericanas carecen de agua potable, el 33% no tienen baños suficientes y el 63% no tiene sala de computación.

Más horas de estudio. Los niños asiáticos estudian más porque tienen menos vacaciones. En Japón el año escolar tiene 243 días, 220 en Corea del sur, 216 en Israel, 200 en Holanda, 200 en Tailandia y 180 en Estados Unidos. En los países latinoamericanos el año escolar suelen ser de 160 días. Aunque las escuelas funcionen, el problema por el que los niños se están quedando es por insuficiente tiempo de escolaridad. Además de estudiar más días por año, los asiáticos estudian más horas por día. Millones de niños chinos están estudiando 12, 13 y hasta 14 horas. Muchos van a las tutorías adicionales porque quieren mejorar sus notas y así poder aspirar a entrar a una mejor escuela secundaria o universidad. Generalmente van a la escuela entre las 7:30 am y las 3:30 pm, luego tienen clases especiales hasta las 4:40 o 5:00 pm y posteriormente van a centros de tutoría privados.
Es un error creer que todos los problemas de la sociedad se resuelven con crecimiento económico: el crecimiento no resuelve la pobreza, la pobreza la resuelve la educación. En Latinoamérica se tiene la costumbre – que no existe en los países desarrollados – de hacer repetir el grado a los alumnos con bajo rendimiento. Cuando la educación no funciona, los principales beneficiarios del crecimiento económico son los trabajadores calificados, y la desigualdad crece.

Ha llegado la hora de crear un PIB educativo, o un PEB, y ponerlo en el mismo rango que el PIB.

Lo mejor que le pudo haber pasado a Estados Unidos fue pensar que Japón los haría trizas.

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Un claro ejemplo es Finlandia el país con la mejor educación del mundo, cabe destacar que fue el país más pobre del norte de Europa hace pocos años, cuando entreviste a la presidenta de Finlandia y le pregunte cual había sido la clave para lograr el mejor sistema educativo, me respondió: la clave consiste en 3 elementos, los profesores, los profesores y los profesores. Y es que para ser profesor(a) debes cursar una carrera de 5 años, y luego si deseas enseñar en primer grado tienes que hacer una especialidad, en secundaria tienes que hacer otra especialidad, los profesores son muy preparados y ganan igual que un ingeniero. Para poder optar a ser profesor en Finlandia debes ser el mejor alumno(a) desde primaria hasta secundaria, es por ello que los profesores finlandés son muy admirados en el país. En cambio aquí en Latinoamérica, uno ve a un profesor y lo que dice es pobre, no pudo ser ingeniero(a).

Teniendo el ejemplo de lo ocurrido en Brasil en el año 2007, en el que la sociedad y los empresarios se unieron para incentivar la educación de calidad, contrataron la mejor agencia de publicidad, organizaron manifestaciones, y así lograron que la educación pasara del puesto 8 en la agenda política al puesto número 2, detrás de la inseguridad, el fruto de ello es que la única universidad latinoamericana que califica en el ranking de las 200 mejores universidades del mundo, posicionándose en la 168 es la Universidad de São Paulo.

Las 12 claves para el progreso:

1. Miremos hacia delante
2. Hagamos la educación “una tarea de todos”
3. Inventemos un “PIB educativo”
4. Invirtamos en educación preescolar
5. Concentrémonos en formar buenos maestros
6. Démosles estatus social a los docentes
7. Ofrezcamos incentivos salariales
8. Hagamos pactos nacionales
9. Forjemos una cultura familiar de la educación
10. Rompamos el aislamiento educativo
11. Atraigamos inversión de alta tecnología
12. Formemos “Educación Internacional”

¡Abajo la complacencia, Arriba la paranoia!

 Te invito a leer el libro ¡Basta de historias! La obsesión latinoaméricana con el pasado y las 12 claves para el futuro de Andrés Oppenheimer.

    "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo."    
                                                     Nelson Mandela